Libros de Satoshi Kitamura
Un gato tiene sueño, pero no encuentra donde dormir: la sala
está llena de cosas, al lado tocan música, la cocina es caótica, el baño es
húmedo, en el muro de jardín hay otros gatos; al fin encuentra a la niña que lo
lleva al sillón para leer un libro y él se enrosca contento en su falda. Un perro tiene sed: va por el parque y
encuentra una manguera seca, un charco sucio, una fuente muy alta, un estanque
muy bajo; al fin, cuando parece a punto de saltar sobre el vaso de un niño, se
pone a llover y el perro abre feliz la boca. Probablemente han visto estos
libros (editados por FCE, a la mano en librerías), y a sus hijos les gusten, y
es interesante especular por qué.
Las historias de
Kitamura siempre muestran dificultades, imposibilidades, urgencias, que se
resuelven con sencillez. Para los niños parece ser un gran alivio ver que cosas
tan normales como dormir o tomar agua pueden no ser fáciles, y que buscar la
salida permite mirar el mundo, hasta que la solución, es tan inesperada como
natural. El caos no es una amenaza y la indecisión sirve para el juego.
Otro libro
genial de Kitamura es el enorme ¿Qué le pasa a mi cabello?, en el
que un león estupefacto se despierta urgido por arreglar su melena para una
fiesta. Parte al peluquero, una jirafa que le propone peinados de flor, nido,
ola, pulpo, tallarines, helado, cohete y estrella. Estos pelos inverosímiles
son propios del humor de los niños y de los espacios que adoran: el parque, la
comida, el mar, el espacio. Al fin, en la fiesta, el león sonríe y al lado el
enorme calado del libro permite al niño meter su cabecita; también propone
fabricar con papel una melena propia.
Kitamura (Tokyo,
1956) ha ilustrado más de cincuenta libros para niños, la mitad escritos por
él. No tuvo estudios formales de arte, que le significaban diez años como
aprendiz, y desde los 18 trabajó por cuenta propia. En 1979 se fue a Londres,
donde más de veinte editoriales rechazaron su trabajo, hasta que en 1983 logró
publicar y obtuvo sucesivos éxitos. Sus cuentos e ilustraciones han sido
animadas por la BBC y han recibido numerosos premios. Algo de su historia de
vida parece haber en estos libros, como en el último publicado en castellano, Igor,
El pájaro que no sabía cantar (2012): todos dicen que Igor es un pájaro
muy desafinado, tanto que deja el canto, pero al final, como siempre, hay una
salida. Esta vez es alguien que aprecia lo raro que él es. En algunas partes la
historia es tan desalentadora y triste que mi hija pregunta dónde está la mamá
de Igor… pero termina cantando, como si
escuchara a ese tordo solitario y dulce que encuentra a un amigo.
Por Marcela
Fuentealba, mamá de Josefa, periodista y editora de Hueders Libros